miércoles, 28 de octubre de 2015

COSTA DE DEXO. SEIXO BRANCO. OLEIROS


En el Golfo Artabro, destaca el Monumento Natural de Costa de Dexo. Perteneciente al Concello de Oleiros, la ruta comienza en Mera, a través del PR-G 87 (sendeiro de pequeno percorrido de Galicia) hasta el pequeño puerto de pescadores de Lorbé, daremos un paseo por la naturaleza y la historia de nuestros antepasados, disfrutando de fantásticos acantilados, salpicados de “furnas” (cuevas marinas formadas por la acción del mar) y formas geomórficas y antropomorfas en sus rocas, además del faro de Mera, las baterías militares, y el castro celta de Subiña.


Esta zona es muy versátil para programar diferentes rutas, existen muchísimas variantes en la wikiloc. Nosotras vamos a proponer una variante muy cómoda y fácil, sobre terreno bastante llano, buscando los mejores senderos, y las zonas más bonitas. Recorreremos un total de 5 kilómetros aproximadamente.


 La ruta comienza en coche desde Mera, subiendo la calle Celso Emilio Ferreiro, si la termináis daréis finalmente al faro de Mera.




Volviendo por la misma carretera, a más o menos 1,1 kilómetros hay un indicador a la izquierda que pone “Seixo Branco”, tomaremos esa pista hasta finalizarla a 1,2 kilómetro,  la pista no tiene salida por lo que tendremos que aparcar en una cuneta, previamente ancheada para tal fin, a la altura de una escuela de tenis y pádel .

Un cartel y unos paneles nos indican que aquí empieza la ruta.




Al poco de comenzar, atravesando un agradable pinar, un cruce nos plantea si continuar la ruta por la batería militar o desviarnos a las “furnas” directamente. 

Decidimos proseguir camino de las baterías militares para disfrutar de la vista, desde aquí se ve todo el lado este de A Coruña, se divisa perfectamente la gigantesca torre de control marítimo y la emblemática Torre de Hércules, el único faro romano del mundo que aún sigue en funcionamiento.




A partir de aquí dejamos atrás el pinar y desde este momento no tendremos ninguna sombra hasta pasados aproximadamente 2 kilómetros, por eso se recomienda llevar una gorra o sombrero y una botella de agua si el día es caluroso como lo es hoy, que a pesar de ser 25 de octubre, estamos a 23 grados a la sombra y sin una sola brisa marina.


Pasando por delante de las instalaciones militares abandonadas llegamos a una rotonda, estamos a 700 metros del comienzo de la ruta


La “Punta do Seixo Branco”, es un filón de granito que debe su nombre a la gran veta de cuarzo blanco visible que aflora y serpentea el acantilado hacia el mar.




A la derecha estupendas vistas de la entrada de la ría de Ares, en frente el Puerto Exterior de Ferrol y en el medio el islote de A Marola, famosa por la bravura del mar a su paso, de ahí que los marineros digan: “Quen pasou A Marola pasou a mar toda” (El que pasó A Marola está preparado para navegar en cualquier mar). Algunas personas creen ver en el islote una tortuga gigante.


Siguiendo el sendero, bordeando los acantilados, encontramos una curiosa roca antropomorfa, ¿no veis una cara mirando al cielo con la boca abierta?

Es curioso el agujerito por el que se ve el mar.

Continuamos por el serpenteante sendero que recorre los recortados acantilados para encontrarnos las “furnas”, que como ya explicamos antes, son cavidades marinas formadas por la acción del mar. 

La primera es “Furna ollo pequeno”, en el siguiente saliente está “Furna A Regocha” y la última que nos espera es “Furna ollo grande”. Hoy la marea no está alta y aunque el mar está picado, no hay marejada suficiente para poner en funcionamiento las furnas; aún así, si te pones en el cercado oirás el bramido del mar entrando y saliendo por la cavidad, y verás una agradable niebla blanca subir por la caverna mojándote un poco la cara.





Por el camino vamos encontrando paneles explicativos de las peculiaridades del entorno, como influye la fuerza del mar y el viento en la costa, características geomorfológicas del terreno, las aves …
Después de 600 metros desde la última furna, volvemos a entrar en un bosque de pinos, castaños y otras especies.
En un cruce encontramos un camino a la derecha, que nos lleva a una casa, y un camino a la izquierda que  nos lleva a otra casa, hay que fijarse que en esta dirección, hay un árbol con una flecha amarilla que señala un pequeño senderos que se interna en un enorme y frondoso pinar, debemos bajar por ésta senda.

En esta época, octubre, podremos encontrar setas y grupos de personas con su cestito recogiéndolas.


En 700 metros, después de cruzar un pequeño puentecito de madera,  nos encontraremos en Porto de Dexo, antiguo puerto enclavada en una pequeña y estrecha apertura al mar. Aún conserva la polea con la que izaban o descendían los barcos. (43º23’56.28N   8º19’48.06W)


En el mirador unos delfines a modo decoración.


De esta rotonda parte una carretera que nos lleva al interior. Hay un parking y una zona de descanso con mesas y bancos de piedra.


Mirando hacia el mar, se abre otro sendero a la derecha, la ruta continua remontando un repecho y bordeando de nuevo la costa. Pero ésta ruta quedará para la siguiente visita.


Volveremos por donde venimos, subiremos de nuevo el pinar, llegaremos al cruce de las dos casas, saldremos del bosque, y a campo abierto de nuevo cogeremos el camino que vemos más a la izquierda bordeando el pinar, hasta que lleguemos a un sendero que nos invita a internarnos en el pinar. Bordearemos una casa abandonada, y continuaremos el camino. 

Después de 1,3 kilómetros, desde Porto Dexo, llegaremos a la parte trasera de una pequeña urbanización. La bordearemos, y en la siguiente esquina, encontraremos una cartel que nos indica que el sendero de la izquierda nos llevará en 580 metros, al castro de Subiña, esta visita también quedará para otro día. Bajaremos a la derecha bordeando la urbanización y al final de esa pista ya nos encontraremos en la carretera  donde dejamos el coche.


Para completar nuestra excursión, bien merece una visita Santa María de Cambre, en el ayuntamiento de Cambre. Iglesia románica del SXII, de un antiguo priorato de San Paio de Antealtares. Única iglesia rural con planta basilical con crucero saliente. Llama la atención la girola con cinco capillas. 



 En la fachada principal destaca la puerta con arco de medio punto apoyado en cuatro columnas con capiteles, arquivoltas ornamentadas (motivos vegetales, elementos geométricos y escenas bíblicas), y dos machones con figuras de ángeles que sustentan un tímpano decorado con medallón. Entre el arco y el rosetón, imposta adornada con canecillos. Dos interesantes ventanas con arcos ojivales se abren en los laterales.



2 comentarios:

  1. Hicimos una ruta bien chula. El día resultó magnífico. Creo que merece la pena acercarse un día con un poquito de temporal para ver "funcionando" el agua del mar por las furnas... con cuidado de no acercarse porque puede ser peligroso.
    Muy chulo el resumen de la ruta.
    Besiños

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  2. Magníficas indicaciones, tanto léxicas como gráficas. Es imposible perderse; casi echo de menos un poco más de emoción y tener una mínima impresión de que te puedes perder... Ya solo falta hacer la ruta porque dan ganas, la verdad...

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