domingo, 1 de mayo de 2016

SELVA NEGRA Y MONTE PEDROSO. SANTIAGO DE COMPOSTELA

La Selva Negra, situada en el corazón de Santiago de Compostela, es una finca que antaño fue pública y luego privada. El Consorcio de Santiago se la compró a los herederos en 2007. Está documentada la existencia de la Selva Negra, como finca en el siglo XVII.
Situada en la falda del Monte Pedroso, y a continuación de la famosa Granxa de Xesto, otro parque para esparcimiento de los compostelanos, sus caminos nos invitan a recorrerla.



Para llegar a la Granxa de Xesto, accederemos por la rúa Galeras, por detrás del Polideportivo de Santa Isabel, subiremos la rúa de Casas Novas hasta el final, dejando a la izquierda, en Monte Pio, la residencia del presidente de la Xunta de Galicia. Al fondo las torres de la catedral.




Cruzaremos el parking de la Granxa de Xesto hasta el final, y en el último parking de tierra, comenzaremos la pequeña ruta. Se le llamó Selva Negra por la densidad de su vegetación.  Esta ruta la hemos calculado para hacer 3 kilómetros, pero cuidado que la vuelta es una subida bastante pronunciada.


Bajaremos por un camino, entre plantaciones recientes de robles.


Hay la posibilidad de continuar este camino hasta abajo, pero hacia la mitad, decidimos desviarnos a la derecha para acercarnos por un pequeño senderos a un riachuelo.


Por este senda disfrutaremos de los robles más longevos y curiosos. La riqueza de la finca son las especies vegetales autóctonas, en el mantenimiento de la finca se retiraron especies invasivas como el eucalipto y las acacias 




En la rehabilitación de la finca, se descubrieron muros de piedra de más de dos kilómetros, así como restos de una casita construida para organizar meriendas los fines de semana. Fácilmente se ven restos de las escaleras de la misma, así como de los muros.


Actualmente solo queda en pie, bastante bien conservada, una fuente de dos caños de notable antigüedad.


Un camino de piedras nos invitan a cruzar el riachuelo.pero continuaremos nuestra senda.


Así llegaremos a la antigua puerta de entrada a la finca.


Volveremos bordeando el muro, ahora toca subir. podemos continuar el camino o bien aprovechar una rotura en otro muro para cambiar al camino paralelo que va a alcanzar más altura con lo que tendremos mejores vistas, aunque la pendiente es cada vez más acuciada.



Las vistas valen la pena.



Podríamos continuar otras rutas, pero después de esta agotadora subida, descansaremos en la Granxa de Xesto, disfrutando de sus lagos, de sus campos de hierba fresca o de una buena bebida en el bar.



2 comentarios:

  1. Una sugerencia estupenda para estos días de primavera que empiezan a aparecer llenos de sol y con un poco de calorcito.
    Besiños

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