Saliendo de Caldas de Reis hacia Pontevedra por la carretera N550, a 5 kilómetros, encontramos a la izquierda un desvío, con una gran entrada, que indica el parque, hay que fijarse porque el enorme cartel de madera solo se ve en el sentido contrario. 42º33’17.85N 8º38’15.70W. Nos encontramos a 50 kilómetros de Santiago.
Podemos dejar el coche en un parking de asfalto gratis o en
otro que hay a continuación de tierra. Continuaremos andando unos metros bajando
por un camino de piedra; ya se oye la cascada y se ven los puentes de madera.
Tenemos muchas mesas de madera para comer o merendar diseminadas por todo el
parque.
Enseguida llegamos al pie de la cascada, o fervenza en gallego, y a los molinos,
alguno de ellos está dedicado a la hostelería, en sus terrazas se disfruta en
verano de un escenario envidiable junto a la cascada. En esta ocasión la visita la hacemos en Enero de ahí la cantidad de agua que se aprecia en las fotos.
El agua de la cascada, la cual tiene un desnivel de 30
metros, se arrastra por una enorme pared pedregosa formando a diferentes alturas pozas
y piscinas que en verano alivian el calor a los bañistas que desde la altura, gozan
de una vista del parque mientras se refrescan.
En total puede haber 17 molinos, los primeros de la margen
derecha, según se mira a la cascada, están restaurados, los de la margen
izquierda no.
La
ruta son 4 kilómetros ida y vuelta con un grado de dificultad medio, Comenzaremos
la ruta por el margen izquierdo, mirando a la cascada. Atravesando uno de los
puentes de madera iniciaremos pronto la subida.
Los primeros 500 metros son lo peor, es un sendero debidamente indicado de fuerte pendiente. Si
recorremos este tramo, no nos resultará difícil hacer el resto mucho más llano. Subiremos por una margen del río y
bajaremos por la otra, para volver al punto de partida. En esta zona hay muchos
bancos para consuelo de los menos preparados físicamente.
Aquí arriba las vistas
son fantásticas, vale la pena subir.
Cuidado con la piedra mojada ... es casi garantía de resbalón.
Más arriba también hay molinos en ruinas.
Después
del nacimiento de la cascada el río se vuelve más tranquilo y reposado. En
algunos tramos el interior de los molinos quedan al descubierto.
El
primer tramo llega hasta el puente de San Breixo, para continuar hacia un área
recreativa con más molinos restaurados como tabernas típicas, mesas para
merendar, más puentes de madera y ocas…
Continuaremos
hacia el puente de Búa y volveremos por el margen derecho del río. En algunos tramos
encontramos puentes de piedra.
Al llegar de
nuevo al puente de San Breixo podemos volver por donde subimos, el margen
izquierdo, o bien continuar bajando por el margen derecho. Si optamos por esta
opción tenemos que tener cuidado pues este camino es más agreste y la bajada
puede ser un poco fastidiada.
En
cualquier caso llegaremos al punto de partida, al pie de la cascada, por detrás
de los molinos más restaurados.
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